Cuento a lápiz de Lápiz

Cuento de Lápiz

Erase un lápiz que vivía rodeado de ovillos, de colores, de ganchos…
Al estar hecho de algodón era suave y mullidito y todo el mundo lo abrazaba por la sensación que le aportaba.
Algunos cuando lo veían, reían y lo cogían, otros lo señalaban y algo comentaban, muchos simplemente lo miraban u observaban.
Nunca pasaba desapercibido, siempre era bien recibido y aplaudido.
El lápiz, al acabar de estar expuesto en el Tejado, en cada mercado, volvía a casa de la Tata Gata, sorprendido y aturdido por no ser del todo recibido, triste, compungido e incluso decaído.
No entendía como le gustaba a todo el mundo de algún modo, pero nunca era adoptado o guardado.
Así que ideó un juego de preguntas para saber cual iba a ser su próximo oficio.
Fue creado como estuche, pero como cualquier emprendedor pensó: si mi uso lo rehúso, quizás pueda entrar en otro hogar.

Así que La Tata Gata, su amigata, le animó a encontrar el oficio a este lápiz confundido con este juego divertido.

Ahí van sus preguntas:
Si tú lo adoptaras, que uso le darás?
Para que puede ser funda, desenfunda?
Que color de lápiz cuenta tus historias?
Tú lo borrarías del Tejado o harías amigos de tonos más animados?
No te gusta su forma o su precio lo deforma?

De cualquier forma, Informa.
No mines su historia, mejor anima su mina, no vaya a echar lágrima.
El Lápiz amigato de la Tata Gata

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